Entradas

Mostrando las entradas de abril, 2020

El mejor de los quiroprácticos

Imagen
I «Esta historia es lo mejor de las personas», me dijo una amiga al darme un libro obeso para el standard. «Es lo que necesito», respondí, pues por esos días terminé las ocho temporadas de «Juego de Tronos». Aún me sentía aturdida como fascinada por los requiebros y personajes de la ficción que a tantos espectadores ha cautivado. Es por eso que la segunda novela de Amor Towles (Boston, 1964) me cayó como antídoto para paliar sangre, violencia, fuego, traiciones y acero. Durante los días que me llevó leer «Un caballero en Moscú» (Salamandra, 2018), tuve la voyeur delicia de seguir los pensamientos, intimidad e integridad del Conde Rostov durante su obligada estancia en el Hotel Metropol de Moscú, al que un comité revolucionario lo recluyó en 1922 a modo de vitalicio arresto domiciliario. Este libro, que leí en noviembre del año pasado, atrajo particularmente mi curiosidad por una línea de la contraportada: «así, a lo largo de más de tres décadas, el Conde verá pasar la vida confinado t

Palabras que son flecha

Imagen
I En Astorga alguien nos habló de Castrillo de los Polvazares. Nos dijeron que era un pueblo encantador, representativo de la comarca de Maragatería. Para llegar ahí, debíamos desviarnos de la ruta para llegar a nuestro destino del día, Rabanal del Camino. Añadir dos horas adicionales cuando llevas 27 días caminando y centenas de kilómetros en las piernas, no es cualquier cosa. Pero quisimos ir. Era de las experiencias que queríamos añadir al ya de por sí increíble Camino de Santiago. Y fuimos. Era domingo y era junio, el sol estaba implacable como suele serlo por esas fechas en la provincia de León, España. El camino de asfalto que nos llevó al acceso del pueblo parecía diseñado a modo de set cinematográfico: fin de carretera negra que da inicio a histórico camino empedrado. La inolvidable paleta abigarrada en tonos sepia alardeaba en las piedras: café, ocre, anaranjado, beige, sepia, marrón. Todo en esos colores: la calle, las casas, las bancas adosadas a paredes. Piedra, el pueblo e

There´s no place like home

Imagen
Pensémoslo así: nuestras vidas tendrán un antes y un después del dos mil veinte. A nivel global ni las ciudades ni los trabajos ni las relaciones volverán a ser lo que eran cuando la pandemia haya pasado. Porque pasará. Esto también pasará, dijo el sabio. Lo que estamos viviendo aparecerá en la línea del tiempo como tantas enfermedades que han azotado a la humanidad. Hace quince años, justo por estos días de abril, me inicié en el aprendizaje de estar sola conmigo. Porque no es un don, es una fortaleza que se autoconstruye. Tenía 23 años, algunos días de haberlos cumplido y la ilusión de vivir en Argentina un tiempito mientras estudiaba una maestría en literatura. En Buenos Aires entendí lo que el poeta y cineasta ruso Andrei Tarkovsky mencionó en uno de sus discursos: «Cada persona necesita aprender desde la infancia cómo pasar tiempo con uno mismo». Experimenté algo parecido a esa «infancia», pasando mucho tiempo conmigo misma, v ery alone by myself on my own . Hoy estoy en México co