El mejor de los quiroprácticos
I «Esta historia es lo mejor de las personas», me dijo una amiga al darme un libro obeso para el standard. «Es lo que necesito», respondí, pues por esos días terminé las ocho temporadas de «Juego de Tronos». Aún me sentía aturdida como fascinada por los requiebros y personajes de la ficción que a tantos espectadores ha cautivado. Es por eso que la segunda novela de Amor Towles (Boston, 1964) me cayó como antídoto para paliar sangre, violencia, fuego, traiciones y acero. Durante los días que me llevó leer «Un caballero en Moscú» (Salamandra, 2018), tuve la voyeur delicia de seguir los pensamientos, intimidad e integridad del Conde Rostov durante su obligada estancia en el Hotel Metropol de Moscú, al que un comité revolucionario lo recluyó en 1922 a modo de vitalicio arresto domiciliario. Este libro, que leí en noviembre del año pasado, atrajo particularmente mi curiosidad por una línea de la contraportada: «así, a lo largo de más de tres décadas, el Conde verá pasar la vida confinado t